lunes, 28 de septiembre de 2015

LESION DEL LIGAMENTO INTERNO DE RODILLA

Los ligamentos laterales de la rodilla son dos. Uno ocupa la cara externa y el otro la cara interna ó medial. Para los legos es el que mira a la rodilla opuesta.

El ligamento lateral interno ó medial, para distinguirlo del ligamento lateral externo, tiene forma aplanada y en forma de cinta. Pasa a modo de puente por encima de la articulación de la rodilla y se adhiere por arriba al cóndilo del fémur.  Desde ese punto se dirige hacia abajo y adelante para insertarse en la cara interna de la tibia.

Se ensancha de arriba hacia abajo , por ello es más frecuente la lesión de su inserción proximal ó femoral y esto ocurre cuando al jugador le desplazan la punta del pié hacia fuera en la disputa de “una pelota dividida”. En este caso podemos decir que estamos en presencia de una lesión parcial, la cual no requiere cirugía reparadora.

A medida que el ligamento interno va descendiendo hacia su inserción tibial, toma más cuerpo y anatómicamente adquiere aspecto triangular.. Alcanza su máximo diámetro al pasar por encima del menisco interno y su longitud total alcanza los 9 ó 10 centímetros, desde el extremo femoral al tibial.

Está cubierto por la aponeurosis femoral y la piel, de allí que es fácil palparlo. Luego con maniobras conocidas como “el bostezo” articular se realiza la semiología en consultorio y la resonancia magnética corroborará el diagnóstico.

Si la lesión en lugar de afectar sus extremos ocurriera en su parte media ó sea a nivel de la articulación propiamente dicha, genera una lesión más importante dado que en dicho lugar, se adhiere al menisco interno. Generalmente convive con lesión de dicho cartílago semilunar y  allí la conducta será quirúrgica.

Estadísticamente la lesión predomina en el extremo proximal ó femoral. Con una infiltración analgésica en el punto del dolor, reposo articular con la rodilla en extensión y a continuación tratamiento fisiokinésico, los tiempos para reaparecer se considera en 4 semanas.

En este caso debemos contar con la colaboración del paciente, pues durante un tiempo cuando impacte al balón con la cara interna del pié, puede sentir un punto doloroso leve que cede rápidamente y que no agrava la lesión curada. A esta curación se la corrobora mediante un seguimiento a través de resonancias y ecografías,  pero habrá que concienciar al enfermo para que juegue con fe y condiciones físicas intactas.


Como secuela infrecuente, puede mostrar el jugador y con los meses, algún dolor especialmente palpable sobre la inserción del ligamento, en el cóndilo femoral.  Radiográficamente se  observará en ese caso una imagen calcificada, del tamaño de una lenteja. El nombre de dicha afección es Stieda Pellegrini y carece de gravedad, Solo es dolorosa a la palpación. Usan frecuentemente fajas rotulianas para la práctica deportiva.

lunes, 14 de septiembre de 2015

RUPTURAS DEL TENDON DE AQUILES

En el 80% de los casos se producen luego de tendinitis rebeldes a tratamientos comunes en el juego del fútbol profesional.

Antiguamente fueron patrimonio de los pelotaris y en especial del que jugaba de delantero.

Entre los 25 y 30 años de edad es la época de la vida deportiva donde surge dicha lesión.

Dicha lesión aguda y dolorosa presenta un síntoma claro, dado que el que la padece dice haber sentido “el piedrazo desde atrás”.

La lesión se ubica a una distancia de 3 centímetros del talón propiamente dicho ó tuberosidad del hueso calcáneo. Desinflamada la zona, el ojo avezado la puede observar a simple vista ó palpar el corte. Puede ser parcial ó total predominando la lesión parcial en la estadística.

Generalmente el paciente padecía tendinitis del Aquiles a repetición. Ello no significa que todas las tendinitis terminen en rupturas.

Es un dato a tener en cuenta como también lo postural del deportista, pues pies planos ó dismetrías corporales como un miembro inferior más corto, son generadoras de tendinopatías Aquilianas.

La causa predisponerte es la suma de gestos repetidos en miles de piques ó ejercicios de reacción. Las observamos en delanteros y en defensores centrales, dado el impulso que realizan estos últimos al saltar a cabecear en ambas áreas del campo

El diagnóstico se realiza por lo que sintió el jugador en el campo, por la imposibilidad de llevar la punta del pié a la flexión dorsal, por la limitación  a subirse a la punta de pié, y finalmente por el diagnóstico por imagen que ofrece la resonancia magnética.


Siempre el tratamiento es quirúrgico y la rehabilitación demandará 4 meses y la puesta en el campo de juego a los seis meses aproximadamente. Finalmente el tratamiento será exitoso.