miércoles, 15 de mayo de 2013

DESGARRO DEL BICEPS FEMORAL



En nuestro libro de lesiones frecuentes en el futbolista, tenemos a dicha patología dentro de las lesiones frecuentes en marcadores laterales de acuerdo a la estadística a través de los años en fútbol profesional.

Durante el período de tiempo transcurrido entre los años 1998 al 2003 observamos 29 desgarros de la inserción distal del bíceps de muslo ó femoral de los cuales 12 de ellos debieron ser tratados quirúrgicamente.

El mecanismo de acción lo atribuimos al complejo movimiento de aceleración y desaceleración constante, saliendo desde la posición de parado para luego  repentinamente,  alcanzar la máxima reacción y  detenerse bruscamente, por ejemplo frente a la raya de out.

El episodio también lo observamos en el momento de taquear el balón en sentido contrario al que se dirige el jugador ó bien en el recorrido del bíceps de muslo en máxima extensión al efectuar el gesto conocido como “chilena”.

A través de nuestra experiencia evaluamos esta afección por la suma de piques cortos repetidos, incrementado dicho esfuerzo durante los ejercicios de reacción durante la semana a los que son sometidos los jugadores, especialmente en aquellos que juegan por la raya y desde la misma hacia adentro.

La tan mentada repentinización del deportista necesita del movimiento explosivo de los músculos isquiotibiales y de ellos especialmente del bíceps femoral. 

La lesión del bíceps en su porción distal es una lesión miotendinosa, de allí lo recidivante e importante.

Sus miofibrillas lesionadas en el primer episodio se retraen y quedan formados dos cabos que se cicatrizan parcialmente. Luego de quince días dichos cabos de lesión estarán cubiertos totalmente por dicha membrana cicatrizal que separa aún más el extremo proximal del distal . Por otra parte aparece entre ellos un líquido serohemático al que se lo puede punzar y extraer. La aponeurosis intacta generalmente pasa  a modo de puente por encima de ambos cabos para unirlos débilmente. Por ello a la inspección y palpación el paciente está indoloro. Engañosa situación ésta, por lo que el jugador reaparece, con la posibilidad del nuevo episodio de dolor. Hecho este que no ocurre en otro grupo muscular, de allí “el bíceps traidor”. Aquel  puente aponeurótico al que hacíamos referencia, es el que se abre  longitudinalmente en el acto quirúrgico para enfrentarse con la lesión y llevar a cabo su reparación.

Diagnóstico: A través de la ecografía ó aún de la resonancia se corrobora el tipo de lesión. A los siete días se observará y se palpará la depresión del corte intercabos debajo del tejido celular y piel.

Debemos verificar su estado total de rehabilitación indolora luego del tratamiento kinesiológico, con seguimientos por imágenes, para evitar el episodio recidivante pues éste será  el que lleve a la reparación quirúrgica. Felizmente el acto quirúrgico presenta una rehabilitación precoz , segura y definitiva.