En nuestro libro de lesiones frecuentes en el futbolista,
tenemos a dicha patología dentro de las lesiones frecuentes en marcadores
laterales de acuerdo a la estadística a través de los años en fútbol
profesional.
Durante el período de tiempo transcurrido entre los años
1998 al 2003 observamos 29 desgarros de la inserción distal del bíceps de muslo
ó femoral de los cuales 12 de ellos debieron ser tratados quirúrgicamente.
El mecanismo de acción lo atribuimos al complejo movimiento
de aceleración y desaceleración constante, saliendo desde la posición de
parado para luego repentinamente, alcanzar la máxima reacción
y detenerse bruscamente, por ejemplo frente a la raya de out.
El episodio también lo observamos en el momento de taquear el
balón en sentido contrario al que se dirige el jugador ó bien en el recorrido
del bíceps de muslo en máxima extensión al efectuar el gesto conocido como
“chilena”.
A través de nuestra experiencia evaluamos esta afección por
la suma de piques cortos repetidos, incrementado dicho esfuerzo durante los
ejercicios de reacción durante la semana a los que son sometidos los jugadores,
especialmente en aquellos que juegan por la raya y desde la misma hacia
adentro.
La tan mentada repentinización del deportista necesita del
movimiento explosivo de los músculos isquiotibiales y de ellos especialmente
del bíceps femoral.
La lesión del bíceps en su porción distal es una lesión
miotendinosa, de allí lo recidivante e importante.
Sus miofibrillas lesionadas en el primer episodio se retraen
y quedan formados dos cabos que se cicatrizan parcialmente. Luego de quince días
dichos cabos de lesión estarán cubiertos totalmente por dicha membrana
cicatrizal que separa aún más el extremo proximal del distal . Por otra parte
aparece entre ellos un líquido serohemático al que se lo puede punzar y
extraer. La aponeurosis intacta generalmente pasa a
modo de puente por encima de ambos cabos para unirlos débilmente. Por ello
a la inspección y palpación el paciente está indoloro. Engañosa situación
ésta, por lo que el jugador reaparece, con la posibilidad del nuevo episodio de
dolor. Hecho este que no ocurre en otro grupo muscular, de allí “el bíceps
traidor”. Aquel puente aponeurótico al que hacíamos referencia, es el que
se abre longitudinalmente en el acto quirúrgico para enfrentarse con la
lesión y llevar a cabo su reparación.
Diagnóstico: A través de la ecografía ó aún de la resonancia
se corrobora el tipo de lesión. A los siete días se observará y se palpará la
depresión del corte intercabos debajo del tejido celular y piel.
Debemos verificar su estado total de rehabilitación indolora
luego del tratamiento kinesiológico, con seguimientos por imágenes,
para evitar el episodio recidivante pues éste será el que lleve a la
reparación quirúrgica. Felizmente el acto quirúrgico presenta una
rehabilitación precoz , segura y definitiva.