domingo, 19 de marzo de 2017

GUARDAVALLAS. Infrecuentes enfermedades óseas

Hemos visto dos enfermedades óseas en el Guardavallas  para nosotros infrecuentes, pero dignas de mención pues todo médico de un plantel de futbolistas puede encontrarse con alguna de ellas.

 Ambas enfermedades están clasificadas dentro de nuestra especialidad, como afecciones vasculares de la porción cartilaginosa de crecimiento ó epífisis de los huesos, descriptas por ello, como EPIFISITIS ú OSTEOCONDROSIS .

En nuestra estadística las hemos encontrado en CODO y CADERA  pero también las hemos visto y tratado en el hueso Escafoides del Tarso y en los segundos Metatarsianos. Para este informe sólo haremos mención de las dos primeras, dado que nos estamos refiriendo a Guardavallas y las dos últimas mencionadas, ocurrieron en jugadores de campo.

Tampoco nos ocuparemos de la Enfermedad de Osgood- Schlatter en rodilla a pesar de ser la más frecuente de todas, pues de acuerdo con otros colegas, no las debemos considerar dentro de las Epifisitis ú Osteocondrosis . El Schlatter de tibia, si bien es una afección cartilaginosa , fue considerada siempre como secuelar a microtraumatismos y no a déficit circulatorios de los cartílagos de crecimiento.

Hecha la aclaración describiré la enfermedad del codo en dos guardavallas .

En ambos casos con edades de 20 y 22 años respectivamente presentaron dolor, tumefacción y limitación de codos derechos, lo que impedía el trabajo diario de las prácticas dada la repetición de los gestos repetidos en el trabajo con pelota. Todo aquel que jugó sabe a lo que me estoy refiriendo.

 Ambos mediante tratamientos médico-kinesiológicos podían jugar. Pero los entrenamientos resultaban dolorosos.

Ambos presentaban en la Resonancia Magnética Osteonecrosis del cóndilo humeral

Los dos tuvieron que ser asistidos quirúrgicamente.

Al guardavallas de 22 años le realizamos tratamiento incruento mediante infiltraciones con acido hialurónico .A las tres semanas si bien disminuía el dolor no aumentaba la movilidad de la flexoextensión De allí que decidimos la conducta quirúrgica mediante perforaciones con mecha fina y con técnica de Pridie. Inmovilización con yeso por 21 días. A continuación rehabilitación fisio kinésica y reapareció a los 95 días indoloro y con movilidad respetada, especialmente en las caídas con apoyo de manos.

Al segundo guardavallas de 20 años y dado que observamos en Tomografía Compuada 3D imagen de cuerpo óseo tipo “rata articular” en fosita coronoidea de húmero, realizamos resección de la misma y nivelación de la superficie anfractuosa del cóndilo humeral del cual se había producido el desprendimiento epifisiario.

También inmovilizamos con vendaje enyesado por 21 días y la rehabilitación fisiokinésica fue más rápida . Comenzó tareas de campo a los 70 días.

En cuanto a las OSTEOCONDROSIS Ó EPIFISITIS DE CADERA  ó Enfermedad de Legg Calvé Perthes son en la niñez más frecuentes que las de codo a predominancia en niños de 7 a 10 años.

Un solo caso tuve que tratar en fútbol, pero ya en una cadera adulta. Es decir deberíamos considerarla secuela de Perthes, dado que recibo al jugador que la padecía, jugando profesionalmente  é independientemente de la enfermedad, con gran éxito en su posición de guardavallas.

Infrecuente desde ya todo ello, aún para la bibliografía extranjera. No conocí ni tuve referencia de un jugador profesional que se haya desempeñado tanto tiempo en el deporte de alta competición con una secuela de enfermedad de Perthes.

Dicho profesional presentaba en el año 1970 en su cadera derecha, la imagen de un grado I en la clasificación de Catterall en la cabeza del fémur, con afectación de menos de la mitad de la cabeza de fémur

Nunca en su niñez realizó tratamiento alguno y sólo se dedicó a jugar pues su única sintomatología era  ligera limitación de las rotaciones externas la que fue incrementada con el tiempo al decir del jugador. El signo característico fue la “renguera” que le permitía jugar y vivir de su profesión exitosa por cierto.

En aquellos años 70/71 previo a los partidos los días domingo, se le realizaba artrocentesis de cadera con anestésico en jalea intraarticular, para que jugara sin dolor y mayor  flexión del muslo sobre la pelvis.


A los 50 años se le realizó RTC sin cementar.