sábado, 13 de abril de 2013

TENDINITIS ROTULIANA


Es una de las denominadas enfermedades de las inserciones o enthesitis, las que pueden aparecer junto a las de los aductores de muslo en los jugadores de fútbol. En nuestra estadística, dichas tendinitis rotulianas las ubicamos entre los delanteros dada la mayor frecuencia en ellos.

Los ingleses detectaron dicha afección en atletismo frecuentemente y las bautizaron como patología del saltador y La Cava le atribuye una patología sinovial con lo cual las presenta como Tenocelulitis rotuliana postraumática.

En mi experiencia personal a través de los años, las hemos observado a través de un síndrome compuesto de síntomas y signos que permiten al jugador desplegar su actividad en la semana y aún jugar, bajo tratamientos médicos y kinesiológicos.

Las causas predisponentes son la presencia de las “rótulas altas” de nacimiento por ello, con sintomatología de condromalacia rotuliana. Esto genera dolor local y difuso patelofemoral con molestias en la flexión de la rodilla, aún fuera del acto deportivo.

Dicha afección la describimos como el signo del micro por lo frecuente en los viajes del plantel a los lugares de entrenamiento. Para mitigar el dolor, el deportista deberá llevar su rodilla a la extensión máxima, acortando así el brazo de palanca tendinoso muscular.

Las caídas en flexión forzada de rodillas en su actividad deportiva o la suma de gestos repetidos al shotear con pelota detenida, genera dolor exquisito cuando logra la mayor extensión en el contacto con el balón o impingement rótula-fémur.

La presencia en el individuo de defectos posturales tales como pies valgos suman otro factor de fricción de la patela y ello se refleja en el deseje del tendón, aumentando el ángulo Q o ángulo abierto hacia fuera de todo el aparato extensor de la rodilla.

Todas estas causas son sumatorias para que en el jugador veterano luego de cientos de episodios microtraumáticos generen dolor y  limitación para el mejor desempeño, en el campo de juego.

Algunos jugadores desencadenaron la patología luego de practicar en suelos denominados todo tiempo o tartán, o aquellos que gran parte de su actividad fue en suelos blandos o con césped altos.

Por último la enfermedad de Larsen o condritis de la rótula también es factor desencadenante de dolor. Aquellos jugadores que recibieron a través de los años dos y tres artroscopias, pueden como secuela, presentar engrosamientos de la cápsula sinovial peri tendinosa, hecho que puede generar calcificaciones que aumenten la fricción del aparato extensor, limitando el pique explosivo en distancias cortas.

La experiencia indica que el jugador de los treinta y cinco años aproximadamente, ha dejado su actividad deportiva por tendinitis rotuliana o su similar del Aquiles debido a la imposibilidad de practicar activamente en la semana. Por ende y con el ritmo de juego actual, le impedirá presentarse físicamente apto el día del partido. Todos los casos que conocí de deserciones fue finalmente por dicha causa y no otra, siempre a nivel del rotuliano y del Aquiles y a partir de los treinta años.

No debo obviar en el comentario, que durante los períodos de tratamiento y con la finalidad de obtener la recuperación del jugador, haya habido actos quirúrgicos, que siempre han tenido éxitos de corta duración y decepciones del paciente y de los que los rodean.