lunes, 16 de septiembre de 2013

OSTEOCONDRITIS DE RODILLA


Como en su momento hacíamos referencia al aumento de la casuística de lesiones de ligamentos cruzados, también es lógico manifestar el advenimiento de las osteocondritis.

Esto así planteado, las osteocondritis eran detectadas formando parte de un acto quirúrgico, en el momento de resolver otras patologías de la rodilla. En la actualidad la Resonancia ó la Tomografía nos las presentan en el inicio de un examen traumatológico de rutina.

Luego debimos diferenciarlas de las osteonecrosis producidas por la suma de corticoides generalmente en el niño asmático, o en el alcohólico y más adelante como producto del buceo en profundidades, secuela característica de los buzos, pues al volver a la superficie burbujas de nitrógeno intravasculares actuaban como émbolos y generaban infartos óseos especialmente en cóndilo interno de rodillas.

Sin embargo debemos tener en cuenta que las últimamente reconocidas osteocondritis, fueron estudiadas por Koenig hace más de 50 años y son las que podemos detectar en un consultorio de traumatología del deporte. Estas son desprendimientos cartilaginosos de los cóndilos del fémur ó astrágalo del tobillo y provienen de zonas vascularizadas. En cambio las osteonecrosis pertenecen a zonas sin vascularización, de allí la denominación de infartos óseos.

Es indudable la existencia del déficit puntual de irrigación especialmente en el cóndilo interno del fémur, junto al impacto traumático único ó a la suma de gestos repetidos por fricción, como ocurre especialmente en el jugador con valgismo de rodilla, el famoso “pata de catre”.

En los años 70 cuando a un futbolista mayor de 30 años se le diagnosticaban “ratas articulares” en su rodilla y por ellas operado, significaba que años atrás había sobrellevado estoicamente osteocondritis disecantes de Koenig ,habiendo desarrollado su carrera deportiva con dolores articulares, sinovitis a repetición y hasta bloqueos articulares, por lo cual la conducta era quirúrgica. Nuestro jugador de hoy no sabe de la existencia de la “rata articular” pues quizás le fue detectada la condritis en su inicio y precozmente, durante un estudio por imágenes de control en cualquier pretemporada.

En la cara externa del cóndilo femoral, hemos observado desprendimientos cartilaginosos generalmente postraumáticos en los jugadores de 20 años ó como producto de la suma de artroscopias en su carrera deportiva. Esta variedad no genera bloqueos articulares producen poco síntoma y en ocasiones son hallazgos de estudios por imágenes y por ello no tenidas en cuenta, hasta que se demuestre lo contrario.

A modo de información general y sin entrar en detalles técnicos de la especialidad, existen en la actualidad tratamientos quirúrgicos, en los cuales se reemplazan dichas zonas afectadas ó caries dolorosas mediante una técnica denominada “mosaicoplastía” luego con dicha técnica,  se extraen en un acto quirúrgico células cartilaginosas vecinas, se las cultiva y al tiempo en un segundo acto quirúrgico se cubre la lesión con un parche cartilaginoso también obtenido de zona vecina, a modo de bolsillo. Luego dentro del mismo se inyectan las células cultivadas con la finalidad de restaurar la zona lesionada.

 No la hemos llevado a cabo en deportistas pues el parche cartilaginoso puede aumentar en demasía su espesor y generar síntomas iguales a los padecidos antes de la operación.