Los ligamentos laterales de la rodilla son dos. Uno ocupa la
cara externa y el otro la cara interna ó medial. Para los legos es el que mira
a la rodilla opuesta.
El ligamento lateral interno ó medial, para distinguirlo del
ligamento lateral externo, tiene forma aplanada y en forma de cinta. Pasa a
modo de puente por encima de la articulación de la rodilla y se adhiere por
arriba al cóndilo del fémur. Desde ese
punto se dirige hacia abajo y adelante para insertarse en la cara interna de la
tibia.
Se ensancha de arriba hacia abajo , por ello es más
frecuente la lesión de su inserción proximal ó femoral y esto ocurre cuando al
jugador le desplazan la punta del pié hacia fuera en la disputa de “una pelota
dividida”. En este caso podemos decir que estamos en presencia de una lesión
parcial, la cual no requiere cirugía reparadora.
A medida que el ligamento interno va descendiendo hacia su
inserción tibial, toma más cuerpo y anatómicamente adquiere aspecto
triangular.. Alcanza su máximo diámetro al pasar por encima del menisco interno
y su longitud total alcanza los 9 ó 10 centímetros, desde el extremo femoral al
tibial.
Está cubierto por la aponeurosis femoral y la piel, de allí
que es fácil palparlo. Luego con maniobras conocidas como “el bostezo” articular
se realiza la semiología en consultorio y la resonancia magnética corroborará
el diagnóstico.
Si la lesión en lugar de afectar sus extremos ocurriera en
su parte media ó sea a nivel de la articulación propiamente dicha, genera una
lesión más importante dado que en dicho lugar, se adhiere al menisco interno.
Generalmente convive con lesión de dicho cartílago semilunar y allí la conducta será quirúrgica.
Estadísticamente la lesión predomina en el extremo proximal
ó femoral. Con una infiltración analgésica en el punto del dolor, reposo
articular con la rodilla en extensión y a continuación tratamiento
fisiokinésico, los tiempos para reaparecer se considera en 4 semanas.
En este caso debemos contar con la colaboración del
paciente, pues durante un tiempo cuando impacte al balón con la cara interna
del pié, puede sentir un punto doloroso leve que cede rápidamente y que no
agrava la lesión curada. A esta curación se la corrobora mediante un seguimiento
a través de resonancias y ecografías,
pero habrá que concienciar al enfermo para que juegue con fe y
condiciones físicas intactas.
Como secuela infrecuente, puede mostrar el jugador y con los
meses, algún dolor especialmente palpable sobre la inserción del ligamento, en
el cóndilo femoral. Radiográficamente
se observará en ese caso una imagen
calcificada, del tamaño de una lenteja. El nombre de dicha afección es Stieda
Pellegrini y carece de gravedad, Solo es dolorosa a la palpación. Usan
frecuentemente fajas rotulianas para la práctica deportiva.
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